domingo, 20 de octubre de 2013
Experiencia de la Idolatrìa
Primero consagramos los trenes.
Escupimos de noche rodeados de arcipestres.
Confundimos el sol creyendo que escribirìa un poema.
Uno que domara escencias y fuegos por las que
vagarìamos como largos forasteros
de pètalos.
Encontrarìamos al agua, ebria en el arnes, donde
la herida confunde su alma con el espìritu
y convoca a la sangre para
que logre
definirlas
separarlas como artes que el destino
sobreentiende desde un horoscopo prohibido; cetrino
e hialino; igual al centinela que baja
desde el mar con un vidrio
incrustado en el pecho
y sòlo los vagones
intuyen que el viaje por esa armonìa
se debe al paganismo mas celeste que la fe
puede tomar de la idolatria.
Una que eternamente ha seguido al
brillo de los manantiales por la noche.
Guillermo Paredes Mattos
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