sábado, 19 de octubre de 2013

El Adjetivo del Relàmpago







Lo vìmos.

Era un amplio caballo de libertad
sin movimientos
tocado por venus de amapolas
y ademàs
cohortes
del vendabales abiertas
por un cuerpo
entre forajìdos de amapolas.

Entonces, despertaba el sueño
recibiendo su arcano.

Y reinvindicabanse ejemplares
de ruidosos calendarios
donde la duda huìa.

El limòn caìa por un templo lleno
de serenos metales.

Eximios como jamàs, la avenida 
del trompo montaba una escarapela
entre los satiros.

Salitres y puestos oceànicos
de pleamar inundaban la
intensidad
de las corrientes en una pesadilla;
estallaban ante nosotros
con imagenes de violentos indices,
mutismos; casos de escarlatas y perlas
junto a una tez raida por las sinagogas,
deslizabanse.

Despuès de ello reducidos a 
formaciones de pequeñas 
palabras anudadas por los lìmites,
fuimos sensibles
como un trueno.

Y todos relampagueaban igual
que la muerte.



Guillermo Paredes Mattos

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