domingo, 20 de octubre de 2013
El Sueño de una Ciudad
He visto una ciudad limpia y antigua
sin cascos.
En ella he caminado hasta el lindero
y los druidas.
Soñaba con hordas, buscando un complice
el color de los barbaros.
Reflexionaba sobre cometas - hoy con
otra forma en sus direcciones- tomaba
un estandarte son modelo alquimico; ese
que sòlo la noche puede crear.
Nada transitaba por esta ciudad. Pero
incluso deshabitada ofrecìa otros
relojes al tiempo, extrañas superficies
para el espacio.
Por un momento sentì orgullo del
equilibrio en ella, de su casi lirismo
de su porte tan adelante, a lo lejos.
Puedo desde su lirismo llegar al asombro
y sentir la curiosidad del que ha vivido
sòlo en sus adentros.
He caminado por una fila de casas, pero
todas podìan ser embrujo; habitaciones
limpias y sin cosas conformabanlas, algùn
farol, el canto doloroso de una mariposa
al descubrirla sin àrboles; una luz sin
nombre casi amarilla, una tierra que ya
no se tranformarìa en granito.
Altas torres, puentes con adornos de
orquideas enigmaticas, yelmos grabados
igualmente, barandas donde los balcones
miraban con un astro en sus papeles, la
bayoneta calada de una ironìa, la super-
poblaciòn sin carne ni equipaje.
Una ciudad que dormìa -eso me dijeron
al final de mi caminata sus palabras-
Una ciudad que desgracidamente en cada
paso creì despierta.
Guillermo paredes mattos
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