lunes, 27 de marzo de 2017
Los Jaguares Policromos
A esta hora el mar sobre el pavimento parece una escala.
El rostro que tenìa un solo color por la mañana posee ahora
mas de uno. Hasta darme cuenta de ello los jaguares y yo
creìamos que ellos eran lo ùnico policromo.
Las casas atraviesan una hoja convertidas en humo.
Ello tiene que ver con cierto hermetismo pero en el fondo y como
todas las cosas tal acto lleva las raices de un enigma.
Eso nos dijeron hace siglos.
Es lo que repito ahora.
De distinta manera, eso es lo ùnico que cambia.
Quizà de igual forma, no lo sè.
A esta hora el mar sobre el pavimento dejò atràs el mediodìa.
Los ojos de un pelicano arrastraron una boya.
La simiente en el cuello predijo la llegada de una hormiga.
Una medula despunto hacia una ventana donde
aguardaban las sirtes.
Alguien en la espuma buscaba un relieve.
No era un semidio y tampoco era un hombre.
Eran tal vez esos objetos que caen de una alhambra por la
noche y toman la forma del verbo para
mirar de lejos una interrogante.
Es lo que tambièn hago por la tarde. Cuando los ruidos
parecen secarse y los epicentros reclaman
en los mentones del cielo
un naipe matizado por el sueño.
A esta hora en que la realidad sigue siendo ella misma.
Y los colores de un jaguar llenos de desesperaciòn
al saber que no son lo ùnico policromo.
Se ahogan en el cielo.
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