lunes, 20 de marzo de 2017
Al Bordear la Imagen
Bordea la imagen de un telescopio bajo una lluvia de
zinc. De un mundo eclipsado por las palabras que llevan
ciertas hojas.
Pero las palabras tambièn son llevadas por las alas de un pàjaro.
Por el silencio inconmovible o no.
Por el atardecer de una historia domestica y artesanal en la
lengua, donde se citan los navìos con sus objetos de vidrio.
Busca el peciolo, tensa la ciruela.
Muerde todavìa la identidad de la leña.
-para las iguanas podrìa tratarse sòlo de identidad y no
de leña-
Muerde los territorios celestes donde llega al disturbio
una aguja. Donde alcanza el oceano un nomade o una enciclopedia,
una secuencia primitiva de minaretes arrastrando perdigones
de lodo. Medialunas de visceras.
Cimbrea un megàfono.
Las pintas que llegan con una secuencia.
Las temperaturas del hemisferio al unisono con detalles cerrados
de un olivo. De una mecha. De una dinastìa que parte
a la lucidez con ancestrales esquirlas de locura
o da igual si la estètica allì
conjugò tempranamente un inutil hermetismo
procedente de los girasoles.
De los jardines de plasma.
De las pergolas donde los huesos giran entre caracoles. Entre
envases de lirios y rascacielos oscilando sobre
cuellos y dragaminas. Sobre dimensiones
que imitan o reconocen. Que tejen una luz ambidiestra
en los panoramas del helice.
Bordea la imagen de un telescopio. La lluvia de zinc en ella.
Su mundo eclipsado por las palabras anegadas en las hojas.
Palabras llenas de exordios.
Inundadas de dirigibles y cuchillos.
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