miércoles, 8 de marzo de 2017

Las Orillas del Mundo





Como un pedazo de oscuridad encerrada en algùna grieta
del dìa. Un pedazo que no puedo regresar al azul.

En los miles de pliegues de que se forman entre
la luz mientras el sol deja caer sus rayos.

En la naturaleza inmovil o en movimiento de los àrboles.
En la armonìa o el caos en el temple de una hoja
en la rama. Allì donde muerde el ave el aire.

Como una forma de agua que se vibra o se agita entre
sus demonios, emparejada a rosadas citas de albedrìos.

En las apariencias y las cascaras que vuelven a disecarse.

-ya lo hicieron otras-

Entre los apellidos de los hombres, colocados despuès
de los nombres.

Como un martillo que se aloja en un reflejo.
En una historia de zinc conservada por los manantiales 
en los techos.
En la protocultura con que cada copo de nieve se forma.
En sus carencias epistemològicas y dado que aqui hay una
ceremonia, el sonido de las puertas en una corola.
En una estela.
En una alborada propiamente de aluminio donde duermen
ciertas cosas. Ciertas propiedades.

Como una lampara o el ojo de la linterna descendiendo
por una nebulosa de fosforo.

En los martillos nuevamente porque en ellos se encuentran
los carbones con que escribe la luna.

En el follaje del interior de esos carbones.

En los galeones y junto a ellos el vaticinio de los dragones.

Los dragones sobreviviente de orgìas boreales
o algo terrestre-mitològico como las silabas en un unicornio.

Mirando todo aquello que es capaz de escarapelarse en
las orillas del mundo.








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