miércoles, 15 de marzo de 2017

La Cascara de Trigo






Llegada al espejo con una estaciòn de pliegues.
Con un travesaño. Una legaña.
El calar del peciolo en una habitaciòn.
La ceremonia del marfil en una vaporosa costumbre
debajo del calor, cuando la intensidad elige
objetos poèticos como la axila o un pubis.

Fanales donde el pasado del sur aùn coloca
pergolas en los acantilados con un aliento de bujìa
que trae una manzana. En esta manzana la
cascara es de trigo.

Craneos de efigies dorando conversiones en 
un desvìo de purpura. Linternas de oxigeno entre los
tambores eligiendo el parpadeo que camina 
detràs de los nucleos
con una escencial intermitencia. Con una liana
donde cohabitan selvas y nombres desfigurados. 
Verbos y rascacielos de petroleo.

Llegada al espejo. A un desembarco de trenes en
una utopìa. A un lenguaje desgarrando ese universo
que nadie busca en las palabras, que llega semejante
a una lluvia o la noche llena de trenzas
rosadas.

Llegada escarbando en los coeficientes.
En los diàmetros donde seguramente el espìritu de
esa llegada no anhela el encuentro con la luz.

Igual que nosotros.






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