miércoles, 29 de marzo de 2017
El Azul de la Franja
La franja que deja el astro no es azul. Lo es su fondo.
El limòn se esparce en una regiòn otrora alimentada por peces.
La brùjula se sostiene sobre algo maritimo esta noche
de lechuzas. Un navìo de neòn cuelga de una
bacìlica.
-tal bacìlica podrìa ser boreal-
La franja que deja el astro. El universo ideal en
alguna terrestre forma o es tal vez que la hojarasca procede
de una linterna camino a un manantial.
Pisos de alambradas prehistoricas uniendo miscelaneas.
Capitales de torres objetadas a una isla por los perdigones.
Extraña simpleza con la que hoy las esquinas son
movimientos de eclipses, de hiperboles, de
luces examinadas por un angulo
bajo ninguna luz.
Sedientos helices sobre los cuadrilateros del humo.
Recipientes en cuyo contenido durmiò la amalgama.
Planos de aluminio que rozaron la orilla y los alfiles.
Y bajo ello un tatuaje en las uñas del soplo.
Bajo ello el halito desfigurado por una mandarina.
El exhalo sobre un rango de astillas que eligieron
el andamiaje y una que otra trayectoria
entre performances
de medulas arrancadas a los girasoles.
A los cuerpos que se arratran al mar llevando reptiles
en los labios.
Coherentes enlaces con la exitencia eran.
Como decir que una gota de piel duerme en el sueño.
En ese tipo de sueños que despiertan a cada
momento.
Recorriendo nucleos.
Frotando jabalinas.
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