Hablar con un planeta.
Escribir de sus relatos como lo nocturno.
Arrancar el labio a un nictalope.
Estelarizar cuentos incompletos de lluvia. Dar a la sed
el ùltimo desierto que nos queda; tomado por cabelleras de
pubis.
Tener un diàlogo con los oceanos.
Proferir el maleficio en èl, pero desde la rigurosidad
o el arpa disciplinada por la lluvia.
Proferir el maleficio en èl, pero desde la rigurosidad
o el arpa disciplinada por la lluvia.
que eso ayudarìa al metabolismo.
Tragarlo entero acompañado de cocodrilos.
Los cocodrilos diràn: Los metales no son
alimento.
Nosotros sabemos lo contrario. Y no lo sabemos
por teorìa de opuestos.
Hay muchas cosas en la contradicciòn; la intuiciòn
dòlo completa el risco que hay en ella.
La intuiciòn llena la universal de sordidos enjambres.
Encima de un planeta donde el dialogo
es un druida.
Una especie de casa por donde ascienden
despuès de los cristales, sòlo contenedores.
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