domingo, 7 de diciembre de 2014
Canto
Acaso buscar en el espácio
sea un lirio, interpretar las claves que
deja el menguante en la duna, cuando
las cosas y los seres cambian de colores.
Acaso el espíritu...
Y en un supuesto modo de equipajes
la continuidad relata el moho y la circunferencia
de los edificios nos vuelve a un diametro
crepúscular de cera, donde duermen
los atomos; el final del papel,
el diario antonomasico del
tallo según el verde
de una catalina, preñada por el tiempo
y hundiendose entre elásticos
follajes.
Y desde ello, asumimos el mal
con cierta axiología bañada de paredes
o hasta la ironía sepulcral de una silaba
llena de puertos donde nace un poema
o brota sin ninguna luz, el día
junto con el sobrenombre del
idilio en alguna epifanía
de gorros. A esto lo llamamos desde lo
esotérico siempre.
Y entonces reverberan las notas de un
muerto en los espigones, donde a la
soledad llega el énfasis de una flauta
de una dinastía de
arpas; también antepasada alguna de
la ley y las primeras cimitarras donde surgían
los eucaliptos en una conmoción de
cipreses.
Pero ello fue hace siglos.
Y la única forma que tenía de la silaba en
mis manos era procolabica.
Algo asi como muchos muertos que duermen
en la hoja....
Continualo porfavor...De acuerdo Guille?...el final no està bien
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