viernes, 26 de diciembre de 2014
Astrofísica Verbal
Toda criatura que pasa por el corazón tiene
un mundo.
Al llegar allí lo pierde.
Toda criatura es una manzana con alas de
velodromos.
Una nación primogénita de la pared que se
descalza.
Es pragmatica como el caos de la luna en
un subtitulo de madera. Es una iniciación de
epistolas en ninguna vanguardia. Una frase que
antes de llegar a los cabellos denomina por
su verdadero nombre a las plantas.
Debe tener -tal criatura- un reloj de
pared en sus ojos además de un verso que
declinará perpetuamente entre fragancias
de neones en su boca.
Tal criatura debe ser un objeto para llegar
al esgrima y los santuarios.
Tendrá claro que tanto cipreses como
bibliografías jamás se multiplican entre
los árboles.
Vivirá siempre como una versión acustica
entre las liebres.
Debe fragmentarse.
Oir en sus capitulos amparada por la
niebla.
Descifrará como lo hacen escasamente los
caracoles.
Dejará de lado su tarea con las serpentinas.
Tal criatura escribirá que está hecha de sólo
un pétalo, de un solo monasterio.
Se convertirá en persona para imitar el riesgo
pero nunca convivirá con él.
Mirará las lilas por los aires, se sujetará a la
brisa que camina silenciosa en los bolsillos de
los pantalones.
Se transformará en persona y llegando a las
astromelias con un solo ditirambo
intentará elaborar las partes de su historia
con los sonidos que semejantes a
serpientes configuran palabras en una caverna.
Acompañará a la bruma con pocos
virreyes.
Debe poseer teorías tal como la poseen los
cinefilos.
Será plusvanguardista como los plasticos.
Configurandose más y más en persona
será el personaje que nos propondra una visita
a los laboratorios, descansando en el fondo
de los vidrios.
Tendrá el ajuar de una mosca.
La invernación de una libelula.
Recreará contrastes para dejar de lado
las linternas.
Compondra calles de literatura como las que
exigen de noche los hipodromos.
Tal personaje guíado por criaturas escribirá
en las espaldas de los gasfiteros.
Para que lo último suceda no deberá tener
mas lenguaje que aquel que lleva en las uñas y
mas espaldas, que las de un gasfitero y nosotros
-cada uno- veremos, observaremos. Quizá
esto sea algo evanescente y psicodélico pues no
aspirará a ser otra cosa.
Toda criatura debe haber vivido igual a una
persona para llegar a concebirse como un
inutil personaje en los vidrios.
Sólo entonces uno de sus ojos
compondrá astrofisicas.
Y el otro, develará
nirvanas.
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