jueves, 11 de diciembre de 2014
El Poema
Llevalo por este símbolo.
-la realidad-
Que antes de caer sobre la tierra sepa
que fué arquetipo.
Guíalo sin discutir por el fuego.
Ofrécele un lugar entre tus sacrificios.
Observa y si quieres contemplemos
su dinastía entre la yesca.
Invitalo de noche a la imaginación.
Intenta que ese momento esté marcado por
las estrellas que se filtran desde otra noche a ésta.
Camina sesgada y directamente con él.
Llevalo porque no es ataraxia ni catarsis
bebiendo de las hordas del mundo.
Que escriba tranquilamente en tu espíritu
como lo hace la poesía.
-en este instante es indispensable -pero
no necesario- separarlo de la poesía-
Que duerma en la escarcha y siga el rumbo
de las olas.
Dejalo que sea ola y llegue a la orilla
para arrojar sus palabras.
Toma una si puedes.
Basta aquella para llegar a la noche.
Ten en cuenta que la palabra y el hombre
son los que arrojan al poema el riesgo.
Por lo general el poema no se involucra con
nosotros.
El poema sólo escribe. Toma la
lluvia.
Y al final extiende un paraguas.
En amaneceres donde no aguardamos
el agua.
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