sábado, 1 de octubre de 2016
Poema
Aquellos nombres del aire.
Aquellos nombres dormidos en el rostro del
aire. La vida sobre ellos ahora que es invierno
y por ley las formas de la cera
en las palabras retornan a lo sobrenatural.
Lo sobrenatural tambièn dicese del misterio.
Nombres con un
horizonte cada vez màs cercano a una imagen.
Esa misma imagen en una visiòn
del mar sin idolatrìas, es decir sin una palabra. La
sombra de la misma convertida en pliegue
o abalorio junto a una reminiscencia.
El borde de los conjuntos.
El girasol de piedra.
Lamparas de nieve incrustadas en los tallos
como en una estaciòn de ferrocarriles
llevando ligas de cobre. El universo donde la
supersticiòn fue predestinada a un dìa
en que los pròlogos descansan
al lado de los epìlogos
sobre un objeto extraño y sagrado en el interior
de una amapola.
Pero todo objeto es sagrado antes de llegar
a una amapola.
Tambièn extraño.
Y formando circulos, atraviesa los cantos
desfigurados de la tierra.
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