sábado, 15 de octubre de 2016
Los Sotanos de Vidrio
Puertos de arena. Màquinas sobre el zinc
con generaciones de cenizas. Dìas en
ellos donde la consistencia
vuelve a lo aleatorio, con un
sonido que se distorsiona desde
un extraño grabado.
Velos como la cascara
o la oraciòn de una serpentina en los bucles
de una misteriosa manada.
Sobre el ayer, sobre el parpado, el riel
y el prolegomeno, el indicio de coral arriado
por los galgos en un sotano de vidrio.
Quirofanos de azul en un vertigo donde
las mariposas cruzan la tarde con un tejido de
espuma, enigmaticamente dorado.
Mancias sobre el purpura de un reloj sagrado
en los brocales, sumandose a los velocimetros y
agujas en los pensamientos.
Vida sobre la que se lleva en cada ideario
un farol iridiscente en la boca, respondiendo a
diario las mismas preguntas. Soñando a
diario sobre los mismos horizontes.
Puertos de arena por los que se desliza un
cometa iluminando la silueta de un jabalì entre
los espectros.
Conocimiento del oceano que encierra en una
pàgina, un universo de monasterios y clepsidras,
cada una atada de manera diferente a las
raices de la tierra.
Ordenes de sol entre las sacristìas donde
los nictalopes irradian estrofas a la vez que
serpentean entre delicados obuses.
Regiones donde el paradero deletrea
el sueño de la imaginaciòn en una quimera
donde una extraña rosa despierta sus espinas.
Y otra màs extraña aùn la ofrece al sacrificio
de la belleza.
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