miércoles, 19 de octubre de 2016

Bengalas






Cualquier cabellera es esta; el uso continuo de
la desesperaciòn borra algo inasible; la idea
del tallo quizà formandose entre las
entrañas, donde los sistemas escriben entre
pieles de yodo y a veces entre 
constelaciones.

Atmosferas en ellas como la noche
o la quietud de este barco anclado en las uñas
mientras la ilusiòn de una estrella crea lo boreal en
un compartimiento de barro, extraviado
entre epilogos y 
narraciònes de epònimos
con inmensas situaciones hiperbòlicas.

Costras de carbòn en una marisma.
Medanos con los que alguna vez la luna situò sus
astros en alguno de los principios
dados a la luz igual que un ofertorio o una ciencia
de piràmides
estilizada por hipnoticos minaretes.

Colosos de polen en alguna de las agujas
rodeadas de cometas segùn el movimiento de un
baul y las cofradìas.

Ritos y engranajes bajo un sol de enredaderas
donde los periscopios aùn representan un molino,
algo legendario en la hojarasca o el magnesio
doblado por las circunferencias en el
interior de un dorado marsupial
roido por las mesas.

Concientes planos de oxido.
Prolongaciones actuales de incognitas entre
los rascacielos donde la impronta del sueño recoge 
un zoologico y las notas de un hemiciclo
desnudan entre las urnas
a un naufrago.

Borceguìes como algunos objetos; de plastico.
Secretos de uva o naranja ascendiendo a un proverbio.
Sentencias iguales a la luz que forma lo posible; es
decir el brillo hoy iluminarà algunas cosas
para separarse del destello.

Y el destello harà lo mismo.

Hasta convertirse en bengala.















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