sábado, 29 de octubre de 2016
El Tamaño de la Duda
Seguramente he visto el oceano.
Y lo he visto confundido entre grandes sinonimias
de nucleos cautivados por un ancla y un testimonio de
sargazos.
Indudablemente fue en la infancia. Epoca en que los
apogeos siguen a los lustros y entre cosas simples como
una gota de agua naufragaba.
Entre planteamientos disimiles como los elasticos,
bajo un rendimiento que era inasible entre las lamparas
con una canciòn de himenes.
Pero no solamente he visto el oceano.
Tambièn he observado el caracter de las cupulas en un
tejido. Los adjetivos del agua cuando alcanzan
un objeto y en el lugar escencial de una oraciòn se
convierte en sujeto. Asi dirìa; El agua amarilla.
El agua proselitista. El agua hirviendo en
el hemisferio; esto en el caso de colocar en vez de
un adjetivo, un verbo.
Es seguro que he visto un oceano.
Que mi opiniòn me ha llevado por los origenes de la
seda y las contradicciones. Que he recorrido el lomo de
los cisnes antes de ser desfigurados. Que he tocado
la estaciòn y el espìritu de una lonja de carne
en el mercado.
Indudable o etereo. Subsiguiente o propio.
Lleno de pericias y menguantes que acontecen un segundo
antes de los perdigones. De las habitaciones de yodo
en que son formadas iguanas escepticas oprimiendo
religiones de ofertorios, pronosticos iguales a
la astrologìa o el eclipse del barro
en las cenizas de un uña.
Y tambièn puede ser que haya visto la brisa.
El opalo atigrado de los sacramentos. Los violines
cuando atraviesan radas convirtiendose en transfiguraciones.
Seguramente nervaduras o plateas que van al aseo.
Documentaciones de arcilla y propociones
edificadas por albas de enjambres
donde los edificios unen sus armònicas.
Edificios desde los cuales las bandadas de un puerto
lucen su vidrio màs lejano.
Su zoologico de arena por el cual sòlo aflora un
reflejo.
Igual que un peine o el tamaño de los duda.
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