lunes, 24 de octubre de 2016

Las Cenizas del Eter





Creo que era el duodecimo clavel.
El septimo episodio del dado sobre la luna.
El cristal donde los pronombres
describen las agujas de los epitafios.
Creo que era la ultima invenciòn del halo
en los estereotipos. El sofisma del hilo una vez
inventadas las alegorìas. Me parece que se
sostenìan oraciones como el amor cuando regresa
de los pàjaros y hay cubiertas de juguetes en
un ambiente de sifilis y leprosos.

Creo que se trataba de la intensidad, de una idea
que desgarra por la noche su interior de corcho
hasta rozar lo indòmito o la filarmònica de un
plano que camina en los peciolos.

Igual que dramàticas ceras recorriendo el ayuno
o igual que inmediatos paises ebrios de
pergaminos cientificos, por los cuales sobresalen
visiones de cascaras, acompañadas de
barbaries celestes como las que van
perfilandose desde la infancia como una manada
de hogueras irradiendo botones de leche,
dunas o semirelieves de carne
como la pulsiòn o la sinagoga de agua en los angulos 
de los huesos.

Creo que era aquello que debe de desvanecerse
para encontrar su brillo. La hojarasca arrrojada por
la sed a los intervalos, el conocimiento de la lluvia
alrededor de las plazas, donde millones de motivos
se irisan alejandose de aquello que roza los tropicos
y las causas antiguas que duermen en las grietas,
en los ciclos magneticos de las penumbras. En los
solsticios que hablan consigo mismo una
vez que dejan de pronunciarse los
sonidos de otras palabras y un sol abstracto como
un nucleo, desnuda una razòn llena de imanes.

Me parece que trata de un tiempo ideal.
De la realidad a travès del àrbol y las semillas.
De ese silencio que conjura en los parlantes y profetiza
la espuma en los megàfonos con secretas particularidades
de brea y ozono. Con mensajes sobrenaturales de vidrio
y espolones. 

Creo que era el duodecimo clavel. La opiniòn del iris
con flores de cobalto. El magnesio en el rostro y una vez
llegada la mañana el volcan cimbreando nuevamente 
en el humo.

Llevando en su espìritu las cenizas regadas por el
eter.








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