jueves, 18 de octubre de 2012

La Irracionalidad de mi Poesía






Inclinarse a un trapecio siempre será prehistórico.

Suele ser raro cuando se convierte en acto
dejando de ser poesía.

Pero ello es algo para lo poético.

Semeja un problema subcultural, civilizadamente
inclinando su espíritu a la abstracción.

Pero es una abstracción que difine y decide tanto...

Un trapecio es el encuentro de dos tradiciones que respiran
el arcano pie.

El pánico descuidado de la letra cuando por si misma
no va a incendiarse.

Una confirmación. Una habitación de palos.

Creo en ella cuando escribe lo que observa
está en la avenidas.

Creo en su alma porque es una feria muy
cerca de su vida.


Pero inclinarse no es milenario. Sólo es.

El verso de sus días muestra el atardecer
que cae ataviado de codos.

Para ésto hemos separado huesos.

La noche partió con la carne que los envolvía.

Yo no interrogo a los astros que sucederá con
ello.

Soy una tregua muy debil con mis oraciones
porque ninguna es un vaticinio.

Yo sueño. Me cuesta un poco vivir. Y tengo
varios cuadernos.

En demasía, no sé que tan cierto es ello
Puede ser un problema cuando menciono
intersubjetividad subida a los vagones.

Pero ese no es mi problema.

Yo sueño. Me cuesta un poco vivir conmigo
mismo. Escribo cuando las cosas meditan.

Asi puedo creer por un instante que estos son
mis pensamientos.

Es algo raro sí, cuando deja de ser un acto
y cree convertirse en poesía.




Guillermo Paredes Mattos

2 comentarios:

  1. Esto es muy bello.. dolorosamente bello, esa deshaprensión pura, auténtica, cierta... la convicción de que en los actos cotidianos mas imperceptibles está escrita la poesía, en los actos del hombre y su soledad se despliega la poesía con vida propia..... Un abrazo y gracias por descubrir para nosotros la belleza de tu arte

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  2. Otro para tì. De este poema conversaremos, la base que lo sostiene, es un tanto extraña...Pero no por ello ajena a un acercamiento a la misma.

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