lunes, 8 de octubre de 2012

El Vaticinio del Siseo






Sumo al destino un bozal.
Una cita con los griales del rito
el día en que esperábamos neologismos
como el apocalipsis,
lenguaje de crepitación,
un rostro verde e insólito.

Hasta aquí una espera.
La oscilación del estro en una nube.
La rotación del siseo en mi mente, originando
la carta relativa del extasis
la opción a hundir mandamientos
relatos como una fragata desertando en
la visión de una fosa, junto a intuiciónes
derramadas por una fisuras
por de lejos individualidades
allegadas a la transgresión
de una ojiva en el trance
cuando el oceano
exige un ión
a sus hechos.

Y entonces en los desámparos del mar
escribimos del solar diacrítico
de la bulla asistida por un sacrilegio
en el papel hermafrodito.

Entonces termina el poema
y volvemos como la naturaleza
al pensamiento.

Y su más amado
siseo.



Guillermo Paredes Mattos

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