sábado, 20 de octubre de 2012
Caida entre la Voluntad y el Destino
Ahora recrear el universo es esquivo.
Pienso en la voluntad como el último
poema del destino. Reconozco el boreal
respiro de iridiscencias y astrogenoa
donde la naturaleza dió lugar a cartomancias
y asteroides. Alguno de éstos leyo el
alfabeto primero de la tierra, la providencia
con altares de sacrificios y coronas. Como
en un sitio de andanadas, mi ética por
el oceano devora personajes, mares de
geranios donde el insomnio va a ellos
con un testimonio de pájaros. Nosotros,
llenos de escarpines y balsas, desafíamos
la fragata inundada en un perro y con
ropas de astronauta en el sino
nivelamos la aquiescencia de una
educación que los inquisidores
dejaron en los ruedas de una vela,
en las catalinas de una estación
donde se amparaban los ciclopes
donde se comprometieron a escribir
de la sensualidad, porque en ella
las cejas de la providencia abrian
el desolado festín de la furia: El
único solido entre planices de sed
donde el ansia aprendió en uno
de sus prólogos, que todo es sedicioso
insurgente como un titan que emerge
del oceano. Un titan que habla de sed
ahogando su alpha catarata entre las
olas.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
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