miércoles, 24 de noviembre de 2010

La noche y el fusil

En la medialuna de un fusil con la noche
respira la música su historia de luces y desembarcos
como una reliquia que cae suspendiendo gotas de sol
en el hemisferio. Libaciones de atmosferas
regresan devolviendo espejos,
burla la hormiga la pericia de la tierra
y la planicie vuelve a ser geografía que recorre trechos
señales de un ansia deformando raices,
miradas de tahures sumergiendo el cielo.

Botellas que son ahora mil pedazos
de un día que sostiene agujas
en la función de los truenos.

Pero nosotros atravesamos las traviesas
igual que los vagones y el sonido es semejante
al crepitar de un ave enamorada del acero,
cuando su romance parte con las migraciones
y sus esferas se pierden entre cefiros
igual que un corazón en el pecho.

En la espada de una mano con sus huertos
abre la espora un lugar como el peciolo
y dibujamos un calor opaco como el verso
una rama de coplas amarillas,
un guardian en los muelles
cuando los barcos nos recitan ya desde sus siluetas
superficies de aluminio igual que los peces
amantes como la lluvia o el granizo
orbitando una galería en el follaje
una cacería de hierbas,
el cardumen de un veneno
recibiendo el impetu de los eslabones
al lado de los sueños.


Guillermo Isaac paredes Mattos


Guillermo Isaac Parades Mattos

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