lunes, 22 de noviembre de 2010

La Evolución de los Halos

Como una dialectica de ojos secretos, esos que miran
sin precisión el misterio.

En ello parientes del alma.

Como un alambre donde la cita recuerda al desvelo
su tregua con el amor
y las figuras del fuego.

Cuando antes y después son lo mismo, tanto o más que
desprenderse por un sonido,
con esa iridiscencia que dan los tímpanos
cuando se vive sólo desde ellos.

Como una formación de antiguos madrigales donde la perversión proviene
de la sílaba y no podemos sostenernos,
sin ser más que el rostro de esa redención turbada por disturbios y tibiezas
donde inicia el lenguaje su purgatorio,
su bengala astral desdiciendo cualquier cosa,
ante esa naturaleza no hay poesía que cerque.

Que sea temeraria como el dolor. Será que las heridas
siempre están abiertas, mostrando su holocausto de carne
mientras que el verso está encerrandose siempre en una palabra,
en ello la vida camina más allá del poema.

Por eso quisiera un poco de la vida, en lo personal
su alegoría ya no me llama la atención
e involucrarme con papeles de agua,
puede ser inmortal pero termina siendo líquido.

Quizá la vida tenga más de vida que de eterno.
Que sus metáforas no estén ligadas sino a cierta fantasía
que dejó la noche en el espíritu,
quizá sepa de ella con la misma ignorancia con la que circulo
por el verso.

O quizá no.
Mirar el cielo sigue siendo cierta sonrisa.
Cierta obra que conduce a otra naturaleza.
Algun dialogo sin tener la altura ni el sonido de la boca.

Siempre empezando en los halos.

Siempre despedazado
por su evolución.


Guillermo Isaac Paredes Mattos

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