martes, 2 de noviembre de 2010

El Canto de la Especulaciòn

Si te acercas a un soplo, llevado por la especulaciòn.
Si es itinerario y duermes cerca del agua
para que el oceano no pueda iluminarte.

Y entre cabellos paralelamente al sol.
Un estrado, asume un record que el desasimiento
domina, guìado por manìas de pistones,
por instrucciones de elipsis.

Y si ese soplo es imperio, una hueste
de rapiñas, donde algùn amanecer chacales
y hombres acariciaron la lujuria
con la cual el reino de aquella especulacion
enterrò el deseo en una idea.

Y en otra.
En el pensamiento perdido en los reyes.
En un oriente raspando alarmas.
En un capitan de novatos.

Señor, quise un dios que estuviera debajo
de la mesa como un nombre herido.

Por ejemplo, como el que llevan los perros.
Esos que discurren sobre vientos y brisas de panteras.
Los que no colocan su cuello ante el verdugo
y briosos como un cataclismo, observan
la postrera mirada del diluvio.

La postrera.

Pero no la ùltima.




Guillermo Isaac Paredes Mattos

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