Debería ser como la deriva.
Digo del verbo ser, antes que la noche sostenga
mi diálogo con las planicies.
Digo del verbo ser, antes que éste se pierda en la existencia.
Seguramente caminar es aprender entre monólogos.
Regresar entre alimentos de lluvia a un devenir
que no ha de saciarse
y tampoco a nosotros.
Debería, aunque mi deber siga silencioso dentro
de mi vena
oyendo filtros donde una ciudad vuelve
a conjugarse
para encontrarse en el fluir.
Puedo suspender en este lecho ese sueño.
Contemplarlo como ahora ese instante
donde creo pertenecer a legiones de espuma
todas aún herencia de una idolatría
rodeada en sus bocas por
el agua.
Digo existencia
es decir una experiencia que llega de la noche
a mis caminos,
que digiere mesas y caballos de madera
que ilumina mi realidad
esa que se llena de caligrafías
sobre todo las que entre demagogías
se hicieron artistas de la letra.
Pero aquí en mi mano y detras de ella
sé que su naturaleza
sigue siendo vestigio de un animal que alguna
vez fuí un niño.
Y el único amor
ese que viaja por mis dedos
sigue siendo arrastrado por sus labios.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
lunes, 22 de noviembre de 2010
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