miércoles, 23 de noviembre de 2016

La Subjetividad del Jaguar





El poema que hoy vive en el interior del agua.
Allì donde yerran las murallas e incertidumbres.
Allì donde la vida del sol se convierte en 
aspaviento.
La vida del sol con un gallinazo.
El gallinazo dedicado a las costumbres y habitos
en el fuego. El oceano en el atardecer buscando
el olivo.
El poema con cartas y viajes de pañuelos.
Citando a las sienes en su domicilio.
Buscando telescopios.
Recordando eventos de catalogos y gatillos.
Totalmente ajeno a las indumentarias, 
absolutamente lleno de arterias, buscando
inutilmente representatividad.
Dedicado a las orillas y las homeostasis en
una figura.
Con caracteres de humo y coordenadas casi
verosimiles.
El poema con inmensas antropologìas de
artificios.
Mimetizandose entre todas las cosas.
Recibiendo las efigies del agua y los 
caleidoscopios. El poema que sòlo puede
navegar si se incrusta. Que se deteriora y
camina rodeado de bicicletas.
Lleno de sueños o espiritualidad.
Recogiendo fenòmenos y caballos en un
peine.
Escolta en una cruz o el lugar ambar
del caliz. El poema en la subjetividad del
jaguar.
Fundamentalista y ciego desde un crater.
Con una flauta y un lipido.
Con una inexacta organizaciòn de los
reflejos.
El poema como el lugar al cual llegan los
nucleos.
Las abominaciones y las radiografìas.
Los rituales de un farol cuando se enciende
la noche.
Y las historias que se encienden en su luz
se transforman en peninsulas y habitantes.








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