sábado, 26 de noviembre de 2016

El Prisma





El prisma elevandose a una ciudad que deja
de reconocer una dimensiòn o un eje. Entre colores 
que dieron sentido al cielo o la oscuridad.
Entre un cervatillo rojo que encontrò una mandibula.
Sobre un seminario lucido de abominaciones.
Allì lo agreste o la soledad de un demonio
compuesto de himnos y sacerdotes.
Caminando a una playa con una escalera.
Buscando el pez que muestra sus ojos en la arena.
Nosotros preguntamos porquè muestra sus ojos en la
arena. Porquè no lo hace en las profundidades
del mar donde extrañas criaturas escriben de la inteligencia
en sus uñas.

Y seguidamente otro prisma elevandose.
Es uno con tendencias de escarcha y nombres de aluminio.
Es uno que reitera las condiciones del àrbol antes
de llegar al hambre.
Uno que simplifica por la tarde millones de mundos
que atraviesan las hojas; en uno de esos mundos 
existen crepùsculares indicios donde dialogan los osos.
Los esgrimas, esos standares que comunican un
acantilado con el vacìo o las grutas
del hemisferio, sin saber que el hemisferio es un
palido calco del infinito. 

Ese prisma estancado en una escena de papel.
En la polaridad de un caño de talco.
Con secuencias de cadaveres fidedignos en el patio
de un cometa. 
Con simulacros de espinas que aterrizan por la noche
en el agua. En los panoramas y las garrochas
de un simil que deshoja los pueblos
y contempla entre multitudes la paciencia
con la cual un sonido crece en el invierno
entre latitudes de polen y circulos de
abejas. Hablo de un invierno escencialmente
natural como las grevas que forma la albumina.
Un invierno devorando las cenizas de esas ya
tautològicas dimensiones.

Ese prisma escondido en el ala abierta de un corazòn.
Incriminandose en las lenguas y los periodicos.
Siendo mitagràfico segùn los periplos del anda
y los animales de sodio.

Agitandose entre zoologicos y andenes donde
los capitulos emanan de las cenizas asi
como emanan los vagones de los trenes.

Y los pàjaros que atraviesan los crepùsculos por la
tarde.

Acompañados de esa soledad donde vibra nada màs
que el fuego de todas las cenizas.





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