martes, 8 de noviembre de 2016

El Escribir del Girasol





Es un domingo. Los àrboles crecieron de
nuevo en la extinciòn y los demonios prolongaron
su existencia en el parpado.

Al lado de la espuma, nuestra vida concediò 
una forma de ritual a las hojas y en consecuencia
los ferrocarriles errancaron una hoja del aire.

Hablamos del cosmos porque escribiamos de
los astros. Suspendimos por un segundo las parabolas
en un telefèrico ya que pensamos que asi 
alcanzarìamos las nuestras.

Vimos el oceano por pedazos y sòlo nos 
alcanzò para creer que eso no era todo, habìa en 
la brisa una bujìa de vapor sosteniendo lo 
contrario.

Es un domingo. Dìa perseguido por la corola 
o la inteligencia en cada uno de los dormitorios
sobre la tierra; confundida en los nùmeros
de las sortijas en el trigo.

Apogeos de sueño fueron derramados de
los troncos y en los baules de un gozne el idolo
rozò una libertad rodeada de espejismos.

La poesìa descubriò una botella debajo de
una liana donde protestaban los jabalìes y las
particulas de los rascacielos.

Monstruos de arena irradiaban en los bancales
sus pustulas y seres industriales ataban 
cartas de vidrio a las pintas de mercurio en sus
chimeneas.

Tràficos de barro en la tierra donde los 
botones se los mapas separaban una cortina del
aire y aniversarios de goma en los lutos de
los caracoles sembraban de antiguedad el
microcosmos.

Donde no terminaban de escribir de la luna pètalos
y girasoles.







No hay comentarios:

Publicar un comentario