jueves, 24 de noviembre de 2016

El Otro Lado de los Alfileres






El centro de la corola anida en una imagen.
Asirse a èl vuelve a ser como un escrito en el instante
que emana de una profanaciòn. He vuelto a un
titulo de barro para intentar comprender ello.

Mientras tanto las agujas han crecido en el aceite.
Paralelamente los gorjeos buscan una luz en el 
cinismo y las auroras se ensartan a los
molinos y espantapajaros; los rascacielos leen
ahora entre neumàticos y citas de pàpiros
debido a ello.

Entre las crestas las sortijas que representaban un 
limbo han escoltado nuevamente la hojarasca. Parece
ser escoltada hacia el polen. Parece y no deja de
poseer un enigma como toda apariencia,.

El centro de una imagen que puede ser una metàfora.
Que es nuclear en sus penas y no deja de perpetuar 
la ùnica bolichera que navega en sus acidos.
Que limita con los artificios hasta crear forasteros.
Que inunda de periodicos aquello que balbucea.
Que extiende armònicas en sitios de arena
donde las escolleras emergen con sus
entrañas de alambres.

El centro donde los bolidos se preparan eternamente
a concebir el infinito que vive en los contrarios.
Que arroja una razòn distinta entre la piel de los
apriorismos.
Que se mentaliza en lo sobrenatural precisamente 
por que no es fantasmagorico.
Que llena de revelaciones una jabalina o un acto
de ensueño como el que es prioridad para la luna.
Pero para què continuar.

Ustedes que viven al otro lado de los alfileres lo saben.










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