martes, 15 de noviembre de 2016

El Universo de los Siseos





Al final la ojera de un jardìn oprimida por una hoja.
La coherencia donde es plano el sujeto y se aborda
de manera inconquistable; casi vaporosa.

Al final las estrellas y los siseos
desde un instante misterioso que està posado en
el verbo como un tenedor.

Como si algunas cosas dejaran de suceder en el
mundo y otras sostuvieran sus epìlogos 
en los materiales o entre las estadisticas.

Como si la flor mostrara los pètalos, cuya ùnica
experiencia es desintegrarse en una foto.

En los senderos purpuras de las varices.

En las calles formadas por el vientre de manera
helicoidal.

En el rango y el sudor, en los eventos de las reliquias
que atajan una rada, donde el invierno alquila
a la niebla estaciones enteras de juguetes
y panteras.

Maniobras desconocidas que hablan del lago
y las corolas, de los fundamentos del pavimento en
una avenida, donde atardece tanto para el rigor
como para el destello de una boina
a la cual los murcielagos depilan
por la noche sus helices.

Y desde lo milenario una citara.
Un nucleo de antepasados de matiz rosado.
Un mundo de volcanes para tener el conocimiento
del lenguaje en el momento en que se entera
que ha sido convertido en palabra.

Y la poesìa parace suceder a 
ello.

Al final donde las circunferencias editan
memorias dentro de una bolichera; allì las
escamas de los peces finalmente nos dicen
que no podremos ser diagnosticados
pero existe una civilizaciòn moderna y neoliberal
debajo de las piedras a la cual podemos
morder si es el deseo de la luna.

Entre industriales velos que son epicentros
de uno y otro atavismo.
Entre sinteticas grasas que caminan a los polos
o se enquistan en huellas que reclinan
sobre el yeso, verbos como el resplandor
o la espuma que desnuda un rito de carbones.

Una constelaciòn de galeras que resiste
a extinguirse en el movimiento.

Y se aleja del oceano.









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