Protesta de la tilde
Creo en el corazòn como una noche.
En que los demonios pisan papeles
y los menguantes protestan sobre cicatrices
donde el halo, emerge posiciones de puas.
Todo esto es como una alambrada sin tildes.
Un parto inmediato, coherente
sobre nieves absolutas
o deseos que frotan las manos.
Lo amo porque su boca nunca acariciò una cruz.
Y se extendiò en criaturas que escupen veranos.
Que muerden sus alas silenciosamente.
Ese es su ùnico poema.
Un poema hecho de muertos rociando
de escarapelas una nube
un solsticio boreal en el pelo.
Una pregunta donde la realidad
es derrotada por un vigia celeste
en otoños de insignias
cuyo ser entona
esas precisiones que son izadas
sòlo una vez por el aire.
En complicidad con la
muerte.
Para crear un cèfiro.
Y el final del mismo.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
lunes, 6 de septiembre de 2010
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