domingo, 12 de septiembre de 2010

Entelequia de la Mirada

Segùn los acontecimientos
las radas son amarillas. Un verosimil papel.
Un àngel de àcido.

Y creamos intensamente aguardando ese pulso
que no pueda con la vida.
Con el aliento que llevamos.
Bajo el aura la necesidad en nuestras manos
debe conocer aquello que como un sueño
se borra màs allà de este jardin,
de este mi paseo
extremado por mi corazòn
para que nunca quede algo.

Y hablando de extremos, hay opuestos
que como ahora esquirlan y coronan.

Opuestos como el arte y sus plagas.

Primogenitos de mareo donde sòlo
se puede acceder a nuestros ojos.

Cuando en esa soledad aprendemos -lo digo
enfàticamente- aprendemos.

Y los dioses que nos acompañan sòlo pueden devolvernos
nuestra mirada.




Guillermo Paredes Mattos

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