Poema
Si desciendo por una sien como un barco.
Si mis brazos, descuelgan oidos
y las serpientes anudan, el estereo del cielo
al repetir,un milenario feudo,
una resina astral para el temple.
Cuando monarcas estribillos contemplan
su norte, su postuma naciòn de figuras
sobre espesura y distorsiòn
hasta que filtros de marte
esbozan en ella
veloces dimensiones, avenidas atroces
fungiendo de patriarca y zefiro.
Una columna que siente.
Si al presenciarme
voy a renunciar
a la maniatica sensibilidad
de este santuario -llamado posibildad- y
nombres arteros en ella eligen, algo de dormido infierno
escalando junto a mì
una catedral
una poètica nave
endosando aquì y allà sòlo lamentos
un pobre juramente de cardo
una premoniciòn volviendo al aire
creando asi muy lejos de su ciencia,
una silenciosa y fugaz.
Su errante y semejante herida
renaciendo con sus propios habitantes.
Como otro hombre.
Otra vida.
Sòlo un desconocido màs.
Guillermo Paredes
viernes, 3 de septiembre de 2010
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