Dejè mi dìa sobre un diàlogo.
Mantuve su estrutura como un poeta
de algas y pronunciaciones de hibridos.
Y mientras me arrastraba en èl,
presentìa, aquellos presagios que
devoran elasticos
una proporciòn de furia
una paranoica belleza de algas.
Disculpe usted virgo la cacofonìa.
Dejè una letra, solidario de maniquies
y velàmenes donde la instrucciòn
examina un paraje
con los vidrios
antes de alimentarse.
Y siempre fuì el ser del
verbo boreal por intuiciòn y coincidencia.
Mi rastro lo debo a una dieta de piel
en la arena
cuando el oceano lleva mentalidades
de inviernos como lastres
y estilizaciones màs allà
del azufre.
Como lo hace el veneno.
Y èl canta ebn las cepas del oceano
mientras el apocalipsis es aguardado por
su corazòn desde
un cancer de virgo.
Fraguando su universo
con el metal en liquido estado
encima y debajo de los cielos.
Guillermo Isaac Parades Mattos
sábado, 11 de septiembre de 2010
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