martes, 17 de agosto de 2010

Según el Ruido

Segùn el Ruido





Un lenguaje que amara una palabra y que dijera en ella
todas las cosas. Sòlo una palabra.

Un significado lleno de metàforas, ahora y hoy que
la expresiòn recoge y recita el agua de
una encarnaciòn rompiendose en
el universo, como se rompe el tiempo.

Entradas de sarcòfagos y entrenamientos con expediciones
asoladas por estrèpitos de conocimientos tan nuestros
como una agonìa. Nadie muere con nosotros.

La muerte nos pertenece igual a un poema. Pero el poema
para encontrar su semàntica debe ignorarnos.

Y esa avenida desierta es embriagada por cúmulos que la
madrugada divisa llena de espejismos, antes de este momento.

Y luego marte. La noche de edipo, blanda y portentosa, igual
al músculo que no verà jamàs el porquè del articulo.

Hasta la inteligencia de una consonante, evoluciona entre vocales
débiles y fuertes al lado del alcohol y sobre todo lass espinas.

Y sobremanera etilicos vidrios, componen la suerte de una flauta
comprometida con teleologìas de lluvia.

Ante eso, mi convencimiento, repetiò como un alucinado
ese escrùpulo sembrado por claraboyas de azotes.

Acentos como la pus, tàcitos, abriendo esa mazmorra
decapitada por eléctricas, con sonidos de odios.

Aquellos que en mi corazòn me entregan la civilizaciòn
absolutamente semàntica, más que fonètica.


Guillermo Isaac paredes mattos.

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