viernes, 27 de agosto de 2010

El Aura del Poema

La entrada meticulosa.
Una cubierta emparejada por el papel.
Esa nocturna veleidad donde abrimos nictàlopes
y la mariposa entre frondas lleva ediciones de
providencias nuevamente, con un calor amarillo.

Se detienen las brùjulas desde fulgores enhiestos,
trampolines de astucia razonan y sermonean
elipses que la imagen arrastra en su boda
con ancianas feromonas, misògina
de filantropicos arcanos
con el fuego.

Allì la mente empuja mentalidad a
intuiciòn.

Allì la intuiciòn se mide con relampagos
y los cometas son de sangre
porque nunca seràn de otra manera.

No hay adjetivo que cambie incluso
su morada gramatical para tornar ello.

No hay intuiciòn que desemboque en
un exorcismo lleno de diluvios.

Y el universo es una regiòn èpica
y larga.

Una promiscuidad llena de pòcimas,
un invierno de venenos.

Y luces tràgicas -muy tràgicas- rompen
el disturbio -es decir- una màntis donde
la imaginaciòn aprende
como un funeral, el nombre de su sombra.

Y sòlo nuestra sombra golpea como el
viento todo lo que arratràmos.

Nada màs que el viento para mirar.

Con la inocencia de una herida
que sòlo el conocimiento
puede ver.





Guillermo Isaac Paredes Mattos

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