Oràculo
Hay leyendas que viajan del ansia al desasosiego
y son creadores de extrañas cadenas con el agua,
mensajeros de seda. Hay. Visionarios de barro
que calumniando la espuma aguardan infamias
y comparan la nieve con avenidas y habitantes
con ciegos y maleficios de hiedra.
Hay desesperaciones con alas de memorias
que un día supieron de astros y persecuciones
y nosotros caminabamos entre luces y hojas
convencidos que las helices eran de sangre.
Eran días y menguantes, asesinos de espíritus
y cartilagos disputados por la muerte,
eran voces de andanadas supliendo estertores
respiro de instinto y voces canallas.
A un lado el amor, la pasión del delirio, la hoja
rota por el viento de marzo anunciado vientres,
manos de caderas y dientes de expresiones
coleccionado angustias de fragua y alfiles.
Por otro el secreto de un cuerpo transparente
en el viejo juego de las inclinaciones, cuando
la palidez del yambo no era misterio y volviamos
a precipitarnos en su lecho, casi trapecio.
Hay leyendas, son las veces sin tiempo, ni espacio
la necesidad que no tengo para ir por mis árboles
el grito que siempre será sólo de mis bosques
y es el grito y no nosotros quien nos alcanza
es la poesía y no nosotros quien nos toca
es el poema quien lanza sus redes, por mas caligrafías
por mas dialectos y caminos rebeldes, la complicidad
con el sueño es siempre un misterio y vive, calza
su destino debajo del astro y el cadalzo.
Torturas de carne en esta noche seca, sistemas de sed
ahora que el universo escondese, ahora que mi esqueleto
va caminando a la fruición y el descaro, lo continuo y el pecho
con voluntad de infinito.
Y la belleza del mal en
su oràculo.
domingo, 29 de agosto de 2010
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