Entrada a la Inocencia
Què brillo desconoces, que no haya
mostràdose a tu ser, desnudo,
encarnizado.
Què horizonte de vacìos
sensualizaron trèmulamente una pradera
una pista con la cual reconocer
en el amanecer, una parte del final
etiquetado por otro corazòn.
Y su ensueño de miradas llevado
al màximo del privilegio.
Del tormento màximo del vertigo
donde caminar era mentira
como estela del orbe
donde la orilla abàndona como
la moral, el fondo de la ètica.
Y èsta, asciende a la noche
de algo axiològico y fino.
Terrible y atrozmente fino.
Como un cometa.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
lunes, 9 de agosto de 2010
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