sábado, 24 de diciembre de 2016
Limites
Los limites son representados al vivir en una hoja.
Los lìmites seguidamente se encuentran en los relieves
y escaleras.
En los tonos de azufre en el interior de una fabrica.
En el ser de las celulas junto a una fogata.
Los lìmites son pàjaros que circulan entre la gravedad y las
epifanìas.
Llevan legendarios circulos de pus y aletas.
Deletrean en forma boreal los alfabetos antes de
llegar a las ojeras. Los lìmites segregan acidos en los
horizontes donde las caracolas llenan de burbujas
sus quimeras.
Elevan en los bozales un tiempo en el cual las clepsidras
vislumbran pasajes del movimiento. De las galerìas que
son transformadas en fragatas por las trayectorias.
Despliegan linternas marinas donde emerge una veleta
con teorìas exploradas sòlo por los jabalìes.
Desnudan edades de peninsulas y corolas.
Pergolas como lo ardiente y la niebla en un solar
sumergido en otra energìa; una energìa completada por
incursiones de hormigas rojas.
Los limites escriben en los troncos y las planicies
llenos de residentes o habitantes. De alambres
y lamparas con picos de arena. Invaden el
lomo y las contracaratulas. La estaciòn de inauditos
tambores en las expediciones.
Los lìmites perciben que no existen hegemonìas
pero conceden a la escencia un universo que gira
en las lechuzas, llenos de espirales y vortices.
Son terrestres, pero viven como empuñaduras.
Otean en la naturaleza que arrastra formas de lucidez
debajo de los plasticos, donde a la percusiòn del silencio
se une nada màs que una amapola.
Descifran el cosmos en las bicicletas de un tatuaje.
Golpean la vida lactea de los nùmeros durante la realidad
de los màstiles. Reciprocos desde alguna performance
de poros, llegan al calor con temporadas de brea.
Temporadas de brea que inundan de fuego el pavimento.
Las luces de un arco donde se agitan los eclipses.
Donde llegan al infierno los colores.
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