jueves, 15 de diciembre de 2016
Deberìa ser Crepùscular
Deberìa ser crepùscular.
Imitador de inteligencias en una jaula.
Asteroide que roza el eco de las plantas en un preludio.
Suceso que se dirige a los vilos con una elipse.
Con una libelula y un corzo de alfileres, donde las ferias
encienden torres construidas por la arena
junto a una escenografìa reconocida sòlo por el barro,
por los cometas que tambièn entienden de orillas,
de limites o veredictos que se suman a los edificios en
los cuales la idea del vertigo es una cortina
que parece iluminarse.
Deberìa.
Es decir caminar hasta que todas las cosas se humedezcan.
Hasta que todos los pàjaros aullen.
Y en el aceite cada liquida sombra se convierta en
reminiscencia. En turbina o motor con campanadas.
Y algo desde los buzos tomara abortos de la nieve.
Contusiones o bosques de seda irrepetibles.
Yo deberìa caminar hasta que no queden mariposas y las
avenidas se hundan en los tatuajes con una
gnostica ala.
Pero eso no sucederà.
Yo deberìa ser crepùscular -ya lo he dicho-
Presentador de jabalinas o lechuzas en una cupula.
Espejo que fisicamente es devorado por la sangre en una
astilla. Poeticamente nada màs que un animal que
teje en las axilas. Un producto de las
ciudades con algunas de sus ceremonias; sobre todo
las que comparten oleoductos con el barro
y las raices.
Pero no serà asi.
Yo vivirè siempre en los peines.
En alguna prestigitaciòn. En una fantasmagorìa.
Dialogando nada màs que con espectros.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario