miércoles, 21 de diciembre de 2016
El lacteo Proceso de la Individualidad
Una criatura se extiende sobre las autopistas.
Escribe de noche en los participios de las mareas.
Discrimina entre el agua y el aceite.
Se involucra en los monologos de los prismaticos.
Es proclive a las danzas y las incursiones.
Tiene ojeras en sus cascaras.
Una criatura es -posiblemente- tambièn una escama.
El siseo del poliedro en el rostro.
Los ecos lacteos de una individualidad por la noche.
Pero al margen de ello es una criatura; posee espacios
como lo elemental o una peminsula.
Recoge lo espiritual de los vidrios cuando hablan.
Tiene en sus ojos un desierto sin sobrecogimientos
ni profetas. Besa la anilina en una membrana
de agua sobre fulgores domèsticos; iguales a los
que labran los cinismos entre la realidad.
Cualquier cosa que crea de ella es un manantial.
Cualquier idea de ella queda reducida a un pensamiento
de magma en los barcos.
Entre sus cartas una semilla despierta a la poesìa
sin saber porquè.
Entre sus cartas -lugares- donde se encuentran las palabras.
Las mismas que fueron antes que el poema
y sus primeros ladridos.
Eran ladridos acaso?
Acaso no eran imagenes que no conocìan las
reflejos del sonido.
Y recorrìan el universo del lenguaje entre
misteriosas pronunciaciones.
De las que sòlo han quedado las palabras.
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