viernes, 2 de diciembre de 2016
Horizonte Medieval
Escribieron debajo de los relojes.
En las cartas de agua que a veces duermen en
el corazòn.
En el humo antediluviano de un cuerpo amarillo
representado de manera esceptica por el higado.
En los organos de barro colisionando en las
estelas que dejaba un paraiso.
Hablaron a los muelles. A los capitulos encerrados
en los navìos que llegaban desde lejos
con una catapulta o las fantasmagorìas de hierro
en una catalina.
Desprendieron las carnicerìas del hidrogeno
para que vuelva al hemisferio convertido en fuego.
Dormìan en las veredas sin ninguna amapola.
Sujetaban los travesaños y hundìan en sus maderos
la visiòn compuesta de travesaños pertenececiente a
un angel. Una visiòn errante en el canto de una
melena y de una orgìa.
Cubrieron de cascaras las regiones.
El drama donde desciende el mar oprimido por
una cadena; sòlo asi logra descender a una hipòtesis.
A un tatuaje conquistado por el
vidrio. Sòlo asi las ventanas son camellos que
meorizan culatazos o duermen.
Se dirigieron a la forma irracional con que la belleza
halla una diminuta lucidez en la locura. Pedazos
de fragmentos, horizontes medievales
de cigarras donde los filamentos
se organizan de manera preambular
o silogistica.
Recogieron los trazos de los nudos en la espuma
hasta develar un tramo de celulas cristalinas,
basadas en todo lo ancestral que puede ser un horizonte.
En todo lo milenario que logra ser un tallo.
Cuando la metamorfosis lo transforma en un evento
de clorofila en la memoria.
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