jueves, 1 de agosto de 2019
Apariencia
No hay nada que no haya latido ayer en esta mañana.
Salvo aquello que la hace semejante.
No hay nada.
El pájaro traza una pirueta. Igual en todo a aquello
que cifró ayer la corriente.
La corriente -debo añadir y eso es evidente- es la misma.
El hombre que se sienta a mi costado me mira creyendo
ser otro. Pero no se da cuenta que es el mismo
del día anterior. Sus gestos. Los movimientos de sus
brazos en el aire.
El mismo aire por donde volaba una mosca.
Incluso la mosca acaba de agitarse en un círculo tal
como lo hizo entonces.
La naturaleza se repite en dos días.
Es natural.
Sucede más de la cuenta.
Muy pocos reparamos en ello.
O casi nadie.
Para que parezca que no ha sido así.
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