viernes, 9 de agosto de 2019

Las Urnas de las Cìtaras





El mar recorre un espejo y la colina es azul como un pàjaro.
En una de las vertientes donde se aisla un cèfiro, se hace
secreta la intuiciòn y el aire.

El mundo del cual emerge una cresta recrease en una superficie.
El universo como una tumba prodigiosa lee en la memoria de
los muertos. Nosotros bebemos a veces de ellos.
Lo inasible aùn es posible. Los pergaminos
junto a la ilusiòn. Los ecos que regresan del tiempo
envuelven el vapor transparente de una llama.
Su sudor no es frìo.

Dioses y hombres tropiezan entre ellos pero hay que tener
en cuenta esa astronomìa que pasa. 
Hay que tener en cuenta el amor y el deseo que se transforman
en bucles segùn la anatomìa de las òrbitas.
El color impune de la lluvia.
Las urnas de las cìtaras.
Los veleros.

Una elipse forma un cuerpo y otra se desangra en mi oido
como si fuera un poema. 

La calle gira vocacional y cientìfica en los triàngulos
de una gota.

Yo. Inùtil pronòstico de mi mismo vuelvo a morder
mi silencio.

Casi seguro -eso sì- de que no me escupirà una
sola de sus palabras.




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