jueves, 22 de agosto de 2019
Culturalidad
El sudor en el invierno es diferente al del verano.
Eso lo conoce -sin llegar a un exacto conocimiento- la piel.
El sudor. Digo el sudor con un poco de melancolía.
En invierno parece viajar hacia nuestro interior.
En el verano anhela el aire.
Así el sudor viaja o anhela para llegar al desengaño.
Los puñales atraviesan esta mañana el agua.
Lo afirmamos por la mirada.
Lo afirmamos por el verbo ser que corre en nosotros.
Qué sería del verbo ser sin nosotros?
Qué sería de nosotros sin el verbo ser?
Pájaros y reliquias rozan el céfiro.
En el mismo un velero de carbón es inspirado.
Quizá no sea la inspiración que esperas cuando duermes.
Mucho menos la de una rendija.
La de aquel miocardio.
Aquella de carbón o esa inspiración de una metáfora
cuando atraviesa la arena.
Aquella que analizas.
El sudor. Digo el sudor con ranas.
Con batiscafos y quimeras que no provienen de la
mitología. Pero tienen esa inútil sentido que la
semántica a veces esconde en las cosas.
Uno semicultural.
Lleno de dinosaurios que huyen del agua.
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