martes, 6 de agosto de 2019
EL Caracol Hacia la Estatua
Este es mi recuerdo. Se encuentra en la punta de
una campana. En su brillo se halla la indiferencia.
Extraña muestra de la compasiòn acaso.
Los àrboles abandonan el color
dorado para ir al encuentro del verdor en sus hojas.
Las ramas lo conciben.
Igual a las placas tectònicas que se separan formando
continentes. Tu corazòn se separa creando el
amor y el deseo.
Ello evoca a la soledad cautiva de un pàjaro.
A un mundo donde los naipes rozan de noche los dirigibles.
El sueño en algùn punto de la inmensidad lo anuncia.
El anhelo pasea su astronomìa y el viento es un ajuar
que trae monòlogos de aire.
Tal vez en uno de esos monòlogos crecieron los
astros con esa intensidad que adquiere el polen al adherirse
a las abejas.
Rituales de cejas doradas
en una coyuntura donde las escrituras bañan
de encrucijadas los encuentros del acero con los buitres.
Rituales que esbozan en el crepùsculo
otro horizonte. Aquel que nuestra mirada intuye sosteniendo
aquel que vemos.
Planetarios de algas imaginando panoramas
y acertijos en los mèdanos o es la perspectiva de una
temporada en que nuestra piel se convierte
en un racimo.
Y sucede.
Sucede que en esa misma piel un caracol fonalmente
se convierte en estatua.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario