Igual crearás un piano.
Tendrá la forma del movimiento, por lo
cual no podrás detenerlo.
Pero sí hundir en él tus manos.
Una noche.
Un día, intentarás morir en él
pero sus aguas te devolverán a la orilla
pues no será tu momento.
Ello lo decide la naturaleza.
Ello es sentenciado por
la vida y no la
tuya.
Guillermo Paredes Mattos
sábado, 22 de octubre de 2011
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