Cuando interpreto a una palabra no soy yo.
Cuando soy yo estoy representando
alguna cosmogonía.
De mi ser sólo hay una noche, sin respuestas
por supuesto.
Cuando camino debería hacerlo de perfil
asi miles de imagenes no morirían.
Y aunque temo, este temor no dura mucho
en mi interior, de hecho
mi interior no dura mucho en mí.
Cuando presiento al viento perdonar su historia
vuelvo a pertenecerme.
Y el universo me persigue
preñado de cualidades o esta citara de aceite,
lo dije ayer cuando la página arrastraba un disco
una suerte de fábulas comprometidas,
algo en la soledad que vuelve a involucrarse con
la nieve.
Cuando respiro, nada puede compararse
aunque en mi multitud cualquier soplo se rinda
y agite la parábola dentro de mis dedos
para que construyan seducidos por
algun rito de vidrio.
Yo no tengo misterios, el misterio
no alcanzó jamás la realidad.
Y la realidad jamás alcanzó su lecho.
Sólo hay un pedazo de jerarquìa en cada muelle
una oración y un pàjaro que espera
modificando a su antojo
su ir y venir por el mundo.
Sólo hay este color que es encantamiento
algùn lenguaje con ojeras y un espacio
despertando a los mares
de mi lengua.
Llenando mis historias
de aire.
Guillermo Isaac Paredes Mattos
martes, 25 de octubre de 2011
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