El lenguaje del sol como un micròfono.
Su gatillo asediando una rampla
el rastrillaje mal dicho y convirtièndose
en exodo. Mi lectura del mismo
unièndome a doradas repeticiones
que ondùlanme logrando incrustar asi
mi latido en genèticos relàmpagos.
El rotar de ese sequito.
Muta el juego sagrado del inicio
como una elite de barcos inundando el fuego.
El cielo degollado por el vuelo
a màs no poder.
La entrada a un ìdolo y la raciòn
del espejo.
Los racimos antepasados del aura.
El sigilo y la sospecha con la cual lleguè
a mi soplo. El instinto donde sinopticos y diestros
palacios de enjambres crean la trama
de una aventura con mi dìa.
Mi dìa de vena.
Mi dìa temerario, de poca gravedad.
Bicicleta de pasos con identificaciones
y trompetas de carnet sin herencia.
Mì dia inmemorial.
Tremante.Tornasol. Què hubiera dado por ver
un pedazo de tu espìritu.
Uno de tus pecados.
Precisamente cuando representaban
esa lìrica secuencia sobre la tierra.
Guillermo Isaac paredes mattos
sábado, 22 de enero de 2011
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