sábado, 7 de septiembre de 2019
Repertorio Mitològico
El viento recoge un àtomo.
Digamos que el mismo encierra un tropo.
Que el invierno allì tiene la mirada de un navìo
con señales de nieve.
El trazo regresa del
infinito para partir de nuevo.
El tiempo es un pàjaro que cuelga del alma
incrustado en la rama del àrbol.
Una palabra termina los andenes y un xilògrafo
bucea entre repertorios mitològicos.
La sal en la arena por ejemplo.
Un palacio de escamas en el deseo.
Una pèrtiga donde el polen humedece las cosas.
Claro. El polen es tambièn la lluvia.
La espuma que escapa de la ola para continuar
su viaje entre las ceremonias.
El invicto sauce en el pico de las àguilas.
Diarios de algodòn en las veredas
con actividad de algas oficiando ritos en
la penunmbra de las calles.
Verosìmiles retratos de dios jugando con el
diablo a los dados en el interior de una horda.
Voceo de un parpado en la hojarasca
mientras aquello
contemplado por la poesia devora
màscaras de agua.
El viento toma una ceniza.
La barbarie asimila el granizo y la velocidad.
Alrededor de las siluetas el mundo es una paràdoja.
En los himnos se bate un sueño como
una rebelde bujìa de luz.
Entre crucifijos tensados por los abismos
una aurora construye una efigie.
Una urna.
Una corporaciòn.
Un estadio sintètico donde lo posible vibra
igual que un paraìso.
Dirigiendo la distancia siempre hacia
una lampara.
Emitiendo en lo màs profundo de la noche
inutiles destellos.
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