lunes, 2 de septiembre de 2019
El Rigor Purpura
El sol despunta.
Hace unas horas era un ser esperando
sobre la arena. Lo observa
un pàjaro suspendido en un craneo.
A mì se me ha dado por escribir de ello.
Nada màs.
De las mejillas de tal pàjaro cuelga un suburbio.
El alma del mismo es astrofìsica.
La corriente trae una sensaciòn de vapor.
Un vapor que busca el lenguaje.
Que ha imitado el deseo para convertirse
en palabras
son palabras irreconocibles colocando un
lenguaje de vidrio sobre bòvedas celestes.
La barbarie en ella apunta a inutiles
levitares. No son reencarnaciones.
No son parapentes viajando en los hocicos
de los perros ebrios de extraña alegrìa.
Cierta brisa navega entre los desperdicios
con lucidas ventanas en sus ojos.
Las estrellas grafican las calles donde alguna
vez llegamos a los significados.
El tuyo en ese entonces se encontraba en
un cometa.
El mìo no es una via-làctea que nunca aprendì
a devorar.
Un planeta se detiene en las puertas
de la penumbra y otro atraviesa aquello que
se encuentra un espacio mas allà. Posee
el nombre de oscuridad.
La oscuridad entonces muestra una catedral.
Un castillo en blanco y negro donde el alfabeto
desciende. Donde las cebras escriben en
los troncos de los àrboles
de esa hermenèutica
cuyo amanecer en los àngulos de una casa
evalua el rigor del purpura.
El sol despunta.
Semejante a aquel leopardo incandescente
en uno de mis sueños.
Uno que no tiene ninguna relaciòn con este
texto.
Eso es absoluto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario